Las aplicaciones portables son las que no requieren ser instaladas en el ordenador para funcionar. Solo hay que ejecutar el fichero en sí, y ya se puede utilizar el programa, sin tener que pasar por un proceso previo de instalación.
En general, el fichero ejecutable tiene la extensión exe, aunque también puede venir comprimido en un archivo en formato zip que hay que descomprimir antes de poder usar el programa. En este caso, bastará con guardarlo en una carpeta cualquiera del disco duro.
Las ventajas más evidentes que ofrecen las apps portables son la inmediatez y la seguridad. Inmediatez, porque se pueden empezar a emplear nada más descargarlas desde la web del desarrollador, sin tener que pasar antes por un proceso de instalación. Y seguridad, porque al no tener que instalar nada, se evitan potenciales peligros en forma de complementos, barras de herramientas o cualquier otro elemento que pueda venir incluido en la instalación.
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